Doble Vida, dobles problemas


Doble Vida, dobles problemasFoto: Getty Images
El infiel no se ajusta a un perfil que lo identifique, pero su comportamiento sí deja pistas para descubrirlo. observa, analiza y decide si puedes vivir con uno de ellos, sin tratar de cambiarlo, porque te apostamos a que no cambia.
Los amoríos
“Los occidentales estamos dentro del marco de la monogamia y sería absurdo decir que los hombres tienen muchas mujeres como un instinto para conservar la raza, mientras las mujeres no pueden tener sino un solo hombre”, dice Sonia Mejía de Camargo, sicóloga javeriana, especializada en Desarrollo, en el Instituto Pedagógico de Buenos Aires, Argentina, con 20 publicaciones y muchos años de experiencia en la prevención de la violencia intrafamiliar.
“Hasta hace poco no se hablaba mucho de la infidelidad femenina, porque la tenían más escondida, pero se ha dado en todas las épocas de la humanidad. Éticamente, la infidelidad es quebrantar la lealtad a una persona, a unos afectos, a alguien con quien uno tiene algún compromiso. Es traicionar la confianza de la persona que lo quiere a uno y a quien uno dice querer. “Es como una retaliación a lo que se vivió en la infancia, con un padre violento y una madre débil o una madre agresiva y un padre pusilánime, los dos extremos en la pareja.
“El infiel es mentiroso porque maneja una doble vida. Siente angustia y miedo a ser descubierto, por eso lo niega. Pero los hombres ven la infidelidad de una manera y las mujeres de otra. “Por lo general, los hombres infieles anteponen el sexo al amor, porque eso fortalece su hombría, su carácter viril, y aseguran que no se comprometen emocionalmente. Incluso, algunos admiten que después de una relación extra matrimonial desean más a su mujer. Lo que más los atemoriza es que ella los descubra y lleguen a perder el respeto de sus hijos.
Las mujeres son infieles cuando no tienen amor, buscan por fuera lo que no encuentran en su casa con su marido y se comprometen emocionalmente con la persona con quien tienen una relación. “Curiosamente, hombres casados con super ejecutivas, muy competitivas, son infieles con mujeres anodinas, que pasan desapercibidas, y viceversa.
Otro caso muy frecuente es enredarse con el mejor o la mejor amiga. Para el hombre lo más terrible es enterarse que su mujer se acostó con otro y cuando la descubre, su reacción casi siempre es violenta, le pega y rompe cobijas.
“Para la mujer, lo peor es comprobar que él se enamoró de otra. Pelea y cantaletea, pero lo perdona y en la cama solucionan el problema, porque están de por medio los hijos, la plata y el qué dirán. Otras se hacen las locas, por mantener la familia. “Hay quienes dicen que coquetear no es infidelidad, sino cuando hay sexo o intimidad emocional, pero esos devaneos son un punto de partida para que lel otro se sienta engañado. 
“La infidelidad genera un problema legal porque va en contra de un contrato y un problema sicológico porque el descubrimiento de una traición produce dolor y genera violencia. Por eso, una de las mayores quejas en los juzgados y en las Comisarías de Familia es el aumento enorme de los casos de infidelidad porque ahora se denuncian, antes no. “Según mi experiencia, de 100 pacientes infieles, 70% son hombres y 30% mujeres.
“Para reconstruir una relación se debe trabajar por separado y cuando estén listos, juntarse para destapar la verdad sin herirse. Perdonar funciona, siempre y cuando no se meta de por medio el olvido, porque se la vuelven a hacer. Es preferible una buena separación que una mala arrejuntada”
Malos síntomas
Cambios de comportamiento en lo cotidiano. Al hombre comienza a fastidiarle todo, la comida, el peinado de la mujer, el ruido que hacen los niños. A la mujer le empieza a dar mucho sueño, le duele la cabeza, tiene migraña, siempre está cansada, llega agotada del trabajo. Otro extremo es que para encubrir el sentimiento de culpa, el hombre se vuelve el más caballeroso y detallista, y la mujer, la más querida y la mejor arreglada.
Hay un cambio en la relación sexual de la pareja, generalmente la mujer rechaza al marido, mientras el hombre continúa su relación como si nada y a veces inclusive la incrementa para disimular.

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