La infidelidad desde mi perspectiva

Existe una realidad muy simple, la infidelidad daña.  Confiamos en otro, pensamos en un principio que esa persona es diferente a las que hemos conocido ya, damos por bueno un ser que pensamos es sincero y no fallará...pero...que hay cuando vamos encontrando que las cosas no son realmente así. ¿Que solo hay una mascar que oculta a un ser frío y falto de empatía y sentimientos? ¿Que hay cuando encontramos una deslealtad tras otra y vemos que creímos en alguien que pensabamos era totalmente diferente y resultó igual?

Muchas veces nos sentimos defraudados y dolidos, pensamos en ocasiones que ha sido culpa nuestra. Pero no es así.  Cada persona debe asumir su culpa en cuanto a la desición de ser desleal. Nadie es obligado a ser desleal, esa es una desición muy propia de cada cual.  Lo penoso es que ni se inmutan ante el dolor que causan, ante el coraje y le ira que siembran en el afectado. Luego pretenden culpar al otro de las cosas que causan a consecuencia de ello y no quieren aceptar que los desastres y complicaciones que esto trae a su vida lo provocan ellos mismos con su proceder y falta de moral y principios.  Los mismos principios que quieren adjudicar al otro cuando ellos son las victimas de la infidelidad.  Cuando son ellos los traicionados el traidor se convierte para ellos en un ser despiadado, sin escrúpulos, sin moral, sin principios; lo cual no es así cuando son ellos los infieles.

¿Entonces? Se mide la infidelidad con una doble vara, cuando soy yo la víctima y cuando eres tu la víctima.  Cuando soy yo al que le es infiel el otro...ese ser es malvado, no sirve, no tiene moral, valores ni principios...pero cuando soy yo el victimario, hay una excusa que me dá pase a hacer lo que hago. ¿Doble vara entonces a la hora de ser deshonesto e hipócrita?

Mila Carrasquillo

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