Que pena cuando las personas no saben ser leales, solidarias, empáticas y valorar a los demás.  Que pena cuando los valores de algunas personas parece haber quedado en la nada, porque nada aprendió.  Hacemos muchas cosas por los demás, demostramos nuestra solidaridad y apoyo en los tiempos díficiles, pero lo haces de corazón sabiendo que aún así nos seguiran pateando la cara, seguiran clavando el puñal en nuestra espalda una y otra vez, y aún sangrando, seguiremos ahí, solidarios, porque así somos.

Cuantas personas dan todo de sí para no recibir más que malos tratos, agresiones y falta de sensibilidad por parte del otro.  Las relaciones no son fáciles, pero el que otro solo sepa golpear al que le da la mano es algo terrible.  De que vale tener buenos sentimientos, ser sincero y leal si al final solo recibes deshonestidad, deslealtad y malos tratos.  Muchas veces las personas no logran aceptarse como son y en su realidad.  Viven una vida de fantoches y máscaras, se olvidan que un día caen y muchos se dan cuenta de la realidad que ocultan.

La sinceridad ya no es un valor en unos seres humanos.  Muchos convencidos de lo que creen ser no logran pararse frente a un espejo y dejar a un lado las mascaras, para verse a sí mismos como son en realidad.  Es difícil aceptarse muchas veces, pero peor es vivir una vida pretendiendo se quien no es.
 Mila

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