La meta de los hijos manipuladores, es vencer a sus padres sin necesidad de convencerles. Es llevarles donde ellos quieren, sin darles ninguna razón para que así no haya discusiones. Previamente por medio de su comportamiento, convertirles en meros objetos, para poder dominarles y manejarles, según sus intenciones. No juegan limpio, hacen todas las trampas que pueden, pero los padres se dejan engañar de buen grado, por los hijos que aparentemente, les satisfacen sus apetencias paternales.
Los hijos manipuladores, empobrecen la vida de los padres y los reducen, a objetos de usar y tirar. Rompen la calidad de la unión familiar y las realidades del entorno. Les seducen con halagos de buen comportamiento, pero en el fondo, solamente son las artimañas para conseguir sus fines. Siempre comienzan con una idea tentadora, casi imposible de rechazar. A los padres los reducen, a meros clientes de lo que ellos venden: Egoísmo, ambición, intolerancia, etc. En los momentos de la manipulación, no le interesan los padres, solamente mientras estos sean clientes de sus ideas.
A medida de que los hijos se van haciendo mayores y llegan a la preadolescencia y a la adolescencia, empiezan las verdaderas manipulaciones, que posteriormente se convierten en abusos y hasta en agresiones, dependiendo de la calidad y cantidad, de los conceptos que les hayan sido permitidos, consentidos y acostumbrado. Es la manipulación, en las distintas fases de la vida de los hijos.
Manipular también se hace con el silencio, cuando hay que hablar y con la omisión, cuando hay que hacer y con la desobediencia y con la exclusión. Esa manipulación, suele ir acompañada del chantaje emocional hacia los padres o del chantaje pedigüeño y egoísta, para hacer algo, a cambio de lo que han pedido los padres.
Manipular es una forma sutil de abusar. Suele ser el principio del abuso físico o emocional. Cuando la otra persona, cónyuge, hijo, padres, etc. ya están bien manipulados y le han destruido sus defensas ante los que le manejan, empieza una segunda etapa de “acoso y derribo”. Esta segunda etapa, es la más peligrosa para los manipulados, pues ya se quedan a merced de los manipuladores y de sus abusos.
Los hijos cuando manipulan a los padres, se pueden encontrar la desagradable sorpresa de que, si los padres son inteligentes y se dan cuenta que los hijos les intentan manipular, vuelvan la oración por pasiva y manipulen a los hijos. En esta nueva alternativa, los hijos tienen mucho más que perder, pues se supone que los padres, deberían ser más inteligentes y manipularles más y mejor.

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